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lunes, 6 de abril de 2009

Paris, 1928 (III)

-Al final, resultaba que era la propia mujer la que había matado a su marido, lo del tipo que quería matarlo por una cuestión de trabajo era una farsa.

Bob apagó el cigarrillo en uno de los grises ceniceros del café y el humo se extinguió con timidez, pasando a formar parte de su cargada atmósfera.

-Vaya, no te puedes fiar de una mujer bonita, ¿eh?- añadió David mientras trazaba delicadamente un dibujo sobre una servilleta. Bob, Nikolai, Vincent y él eran las únicas personas que había en el café, a parte de algún que otro parisino ocioso alejado de ellos.

-En Rumanía, a las mujeres que...
-¿Qué creéis que pone en el pergamino de la cajita?- preguntó Vincent ansioso. El parapsicólogo era el más obsesionado de todos con la investigación. De hecho, estaba en el café a regañadientes, pues hubiera preferido acompañar a Hollis en su entrevista con el profesor de la Universidad de Londres. Pero Bob insistió en que viniera al café para relajarse un poco y apartarse del trabajo.

-Vincent...- Bob empezaba a estar molesto por su comportamient obcecado.
-No creo que Ian tarde mucho más en llegar. ¿Cuántas horas llevan juntos?- medió David.

En ese preciso instante, como llamado por el ansia de Vincent, Ian Hollis entró en el café. Tenía el semblante pálido, pero una sonrisa de satisfacción en la cara. Atravesó rápidamente los escasos metros que lo separaban de la mesa donde estaban sus amigos y se sentó en una silla libre. A esa corta distancia, era imposible no apreciar las profundas ojeras en su rostro. Nadie dijo hola ni hizo ningún aspaviento, simplemente, le siguieron con los ojos hasta que tomó su silla y comenzó a hablar.

-¿Os gusta hacer turismo? Porque nos vamos a Egipto.- soltó de repente. Su buen humor era excepcional a pesar de su aspecto. Se notaba a la legua que iba a disfrutar compartiendo su descubrimiento.

-¿Perdón?- inquirió David.
-Que nos vamos a Egipto, a montar en camello y a visitar la tumba de Noriferus.

Silencio sepulcral. Miradas incrédulas. El lápiz deja de rayar la servilleta y otro cigarrillo sale de la cajetilla a los labios del detective.

-¿Ese amigo tuyo y tú habéis descubierto la tumba del sacerdote ese que anunció la profecía?
-No, Bob, sólo hemos traducido su nombre. Veréis, lo mejor de todo es que lo teníamos delante, pero como no sabíamos egipcio, no lo podíamos averiguar.- el profesor se acomodó en el asiento y prosiguió su explicación.- Hauptman utilizó dos idiomas, latín y egipcio antiguo, para escribir el nombre del sacerdote. Noriferus, el nombre latino era el que nosotros podíamos leer. Y tal nombre no nos sonaba en absoluto.

Ian volvió a interrumpirse un momento para pedir, en francés, un café con leche. Los otros tres investigadores inclinaban lentamente sus cabezas hacia Hollis, absorbidos por su explicación.

-En realidad Noriferus es como se conocía en latín a... Nophru Ka. O Nefrén Ka.
-Ese nombre me suena.- dijo Bob.
-A mí también.- añadió David.
-Por supuesto. Ni siquiera hubiera hecho falta que asistieras a clases de Historia de Egipto en la universidad, basta con leer los periódicos de Arkham...

A los dos segundos, David se puso en pie de repente y apoyó las manos sobre la mesa.

-¡Eso es! ¡Nophru Ka, pues claro! La Universidad de Miskatonic está financiando una expedición para encontrar la tumba de Nophru Ka. El doctor Galloway está al frente.
-Sí, es cierto, lo vi hace muchos meses en el Arkham Advertiser. ¿Pero por qué tenemos que ir allí, es la localización de su tumba lo mejor que tenemos? Además, ¿no la están buscando Galloway y su gente? Seguro que eso es un problema para la Hermandad, deberíamos atacar por otro flanco.-opinó Bob.
-Ese es el problema. Galloway está mirando en el lugar equivocado.

Ian abrió la carpeta que llevaba consigo y sacó un papel donde había copiado el mapa que encontraron dentro del libro "La Hermandad de la Bestia". De nuevo silencio.

-No me digas que... -comenzó a decir Vincent.
-Sí. He estudiado el mapa con Lester y parece que coincide con un área desértica concreta. Debemos ir allí e intentar averiguar más sobre la profecía para detenerla.
-¿Detenerla?

El semblante de Ian se tornó oscuro y, léntamente, sacó de la carpeta un papel que le entregó a Vincent.

-Es la traducción del pergamino que estaba dentro de la cajita-rompecabezas.

Vincent lo leyó para sí una vez, ansioso. El color de su cara se aclaró alarmantemente. Después, volvió a leerlo, esta vez en voz alta.

-"...y se soñó de nuevo con el sacerdote Nophru Ka, y con las palabras que pronunció en su muerte; cómo el hijo se alzaría para reclamar el título de su padre, y vengaría la muerte de éste, y llamaría a la Bestia a la que se adora, y en las arenas beberían la sangre de la semilla del Faraón; y esto es lo que profetizó Nophru Ka."

-Déjame adivinar, el hijo es Edward "Perfecto" Chandler. -el tono de amargo sarcasmo de Bob hizo gracia a Ian.
-Tiene toda la pinta, ¿no te parece?
-Nunca me dio buena espina Hauptman, pero querer hacer algo así... -dijo Nikolai, rompiendo su silencio.
-¿Hacer el qué? Aún no sabemos nada, esa profecía está llena de impreciosiones y dobles sentidos, no dice nada.-dijo David, frustrado.
-¿No? ¿eso crees? Habla de "llamar" a una Bestia. "La Hermandad de la Bestia" quiere "llamar a una bestia". Parece coherente.-contestó Ian.- Y aunque no sepamos qué es la Bestia y en qué consiste "llamarla", Nikolai tiene razón. No parece que quieran "llamarla" para que les traiga el periódico.

Rápidamente, Bob se quedó paralizado y con los ojos abiertos. Apagó, de nuevo, el cigarro que tenía en las manos.

-David.
-¿Qué?
-El texto en chino. ¿Dónde está?

David sacó el legajo de su portafolios particular.

-Leelo de nuevo. ¡Rápido!

El joven se aclaró la garganta y procedió.

-"...y el Gran Salón está protegido por sus sirvientes y uno debe llevar consigo el símbolo de los Antiguos. Un hombre sensato no debería mirar hacia arriba, donde están los sirvientes, o enloquecerá. Tampoco deberá llevarse conocimientos consigo cuando se vaya, so pena de que el guardián despierte para recuperar ese conocimiento y llevárselo a él de paso.

>Los escrito sobre la Bestia se hallan en la segunda galería de la derecha. Esas galerías no están protegidas por los sirvientes, pero el viajero prudente hará bien en evitar a otros con los que se pueda encontrar."

-¡El sitio que se describe contiene información sobre la Bestia! ¡Parece una biblioteca! ¡Tenemos que encontrarla!- dijo Bob casi gritando.
-No sabemos donde está. ¿Y qué es eso de los guardianes? Espera. David, ¿recuerdas de dónde está traducido ese fragmento?-inquirió rápidamente Ian.
-Sí, lo he apuntado. De algo llamado el "Texto de R'lyeh"...
-¡A saber qué demonios es eso! ¿Acaso es siquiera un libro?
-No lo sabemos, Bob. Hay muchas cosas que no sabemos, pero otras que sí. Y sabremos más si vamos a Egipto.-dijo el profesor.

Todos se tranquilizaron un momento. Los que se habían levantado se sentaron. Bob encendió otro cigarro.

-En Egipto hace mucho calor... será mejor que me deshaga de parte de mis abrigos-dijo Nikolai con una sonrisa. Apuró su café de un sorbo.

Entonces, una voz sonó desde la puerta.

-¿Acabo de encontraros y ya queréis iros a la otra punta del mundo?
-¡Chapman! ¿Qué haces aquí?-preguntó Bob sorprendido.

El lord inglés se acercó con aires elegantes desde el quicio de la puerta, siendo receptor de sonrisas incrédulas.

-Ian me mandó un telegrama cuando estábais en el tren de camino a París. ¿Creíais que os íbais a librar de mí? ¿Qué significa eso de ir a Egipto? ¿Acaso llega mi billetera en el mejor momento para vosotros, otra vez?
-Es una larga historia...-contestó Bob.
-Te la explicaremos por el camino. Vamos a tener mucho tiempo.-sentenció Ian.

Todos abandonaron el café arropados por las luces del crepúsculo, dejando allí sólo una servilleta con una dibujo abocetado del interior del local y una pequeña propina.

3 comentarios:

  1. Ese dibujo valdra millones, ¿porque lo deje alli? Empiezo a estar locuelisimo.

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  2. Perfecto! vamonos a Egipto! Me da la sensación de que me va a dar algo en este capítulo, entre el calor, la arena, LOS ESPACIOS CERRADOS Y PEQUEÑOS!!!! :S.

    Mira que dejarte el dibujo en el café... si es que no hago carrera de ti apañero, y encima con propina!

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