PRÓXIMAS SESIONES


martes, 28 de abril de 2009

Huancucho, Perú

-¿Atravesaron la pared? ¿Estás seguro?

-Sí, Victor, yo les llevé hasta allí mismo. Uno de ellos, tu familiar, la tocó primero y la roca lo absorbió, y luego a los demás. Me pidió que no te lo contará, pero si no lo hago, reviento.

-Sancho, cálmate. Lo que dices no tiene sentido.

El bajito indígena pegó un sorbo a lo que estaba bebiendo. No tenía muy claro qué era, pero le daba igual, tenía alcohol y eso bastaba.

-Tenías que haber visto su cara cuando salieron otra vez de la roca...
-Así que luego salieron de la roca, ¿eh?-Victor puso los ojos en blanco.
-¡No me tomes por loco, lo que te digo es verdad! -Sancho estaba exasperado y hecho un manojo de nervios.
-¿Cuántas hojas de coca masticaste en tu ascenso por la montaña?
-¡Maldita sea, Victor! -Sancho golpeó la mesa con fuerza.

Victor, ante su reacción, quedó un momento pensativo mirándo a sus desesperados ojos.

-Muy bien, entonces dime, Sancho. ¿A dónde crees que fueron cuando atravesaron la roca? -preguntó de manera inquisitiva.
-No lo sé... quizás al interior de la roca, o al corazón de la montaña, quizás viajaron a otro mundo...
-Sí, claro, Sancho, ¡o a la Luna!
-¡Te estoy contando lo que vi!
-Ya basta, Sancho. -sentenció Victor, tajante.

Le quitó el vaso a su cuñado y subió a su despacho, donde se recostó en la silla y comenzó a fumar tranquilamente, mirando al techo. Lo cierto es que el relato de Sancho le había aturdido bastante. Finalmente, dejó de contemplar las figuras que el humo formaba en el cargado aire y salió del despacho.

Dirigió sus pasos hacia las habitaciones de invitados, suponiendo que David y sus acompañantes estarían ahí. Su mujer le dijo durante el desayuno que habían llegado por la noche, con bastante mal aspecto, así que Victor decidió no molestarles y dejarles dormir a pierna suelta. Ya hablarían al día siguiente.

Pero lo que contaba Sancho era demasiado extraño como para permitirles más tiempo de sueño. Se puso frente a la habitación de David y golpeó un par de veces. Nadie respondió. Intentó girar el pomo y, sorprendentemente, este cedió y la puerta se abrió.

La habitación estaba desierta y no había rastro de los enseres de su inquilino. Lo único que había a parte de los muebles eran las llaves de la habitación y una hoja de papel puestas sobre la cama.

Era una nota de despedida firmada por David.

10 comentarios:

  1. Dios, ¿aún no ha comentado nadie?

    ResponderEliminar
  2. Lo he leido despues de comer, pero no sabia que decir a parte de.... IM THE PUNISHER BABY!!!!

    Un salida discreta, pero que podria crearme problemas... ya veremos a ver si no tengo que volver a matar a mi "tio".

    ResponderEliminar
  3. Yo no puedo comentar, estoy en estado catatónico...

    ResponderEliminar
  4. Dentro de poco, sacaré una nueva "entrega" de la historia.

    ResponderEliminar
  5. Por el amor de dios, dime que Vincent seguirá tan majete y lozano como siempre!

    ResponderEliminar
  6. Uy, uy, uy, José, me parece que no. Pronto actualizaré.

    ResponderEliminar
  7. Pues nada, empezaré a recaudar fondos para un transplante de cerebro para Vincent... Interesados en aportar dinerito ya sabéis donde encontrarme XD

    ResponderEliminar
  8. Yo puedo ayudar a... VOLARTE LA TAPA DE LOS SESOS!!!!! MUAAAAAHAHAHAHAHAHHA

    Ahi queda mi aportacion.

    ResponderEliminar
  9. Así da gusto tener compañeros de viaje... valiente traidor!!

    Te seguiré amenazando con la partida de Vampiro, estas ganando muchos puntos para ser totalmente desgraciado, amiguito... *-)

    ResponderEliminar