PRÓXIMAS SESIONES


miércoles, 20 de mayo de 2009

Puerto de Ciudad de Panamá

La zona portuaria de Ciudad de Panamá conformaba el típico paisaje de la mayoría de puertos del mundo, con alguna que otra pincelada más de pobreza y algunas miradas furtivas más de la cuenta. Cargueros con mercancías, yates de los adinerados que hacían negocios en este país y barcos de pesca de alta mar se alternaban de manera aparentemente desordenada en las dársenas. Pero dentro de aquel caos, sin duda imperdonable para un obsrevador extranjero, los panameños se habían apañado para desarrollar un trabajo ciertamente eficaz.

Nikolai contemplaba el barco que se acercaba a las apestosas aguas cubiertas a partes iguales de aceite lubricante y residuos navales. Un barco con clase, más bien orientado al recreo que a actividades más funcionales. Desde la proa saludaba un hombre que Nikolai había visto en contadas ocasiones durante las pasadas aventuras, pero cuyo apoyo era imprescindible. Se trataba de Lord Simon Weatherby Chapman.

A estas alturas, Nikolai pensaba que, para un cazador de una pequeña aldea de Rumanía, había visto ya más que todos sus habitantes de todas las épocas juntos. Y vería mucho más, pues la siguiente etapa del viaje implicaba subirse en ese yate y navegar hasta San Francisco, en la costa oeste de un país enorme que, en una ocasión, creyó que nunca visitaría. A su espalda oyó cómo se acercaban Bob, Richard, y David, dispuestos a ayudar con lo que hiciera falta para amarrar el barco.

Minutos después, el "Belerofonte" estaba amarrado firmemente y Lord Chapman, vestido tan elegante como era habitual en él, bajaba por la pasarela para saludar a sus amigos.

Estos le pusieron al día de lo acontecido desde el último telegrama. Ayer mismo enviaron a Vincent en un aeroplano a New York. Llegaría en pocas horas. No escatimaron en gasto sabiendo que Chapman pagaría gustoso el traslado y que el parapsicólogo necesitaba terapia.

Decidieron no perder el tiempo. A estas alturas, el barco de la New World Incorporated con Texanio ya estaría llegando a San Francisco, así que un par de horas después de atar cabos, embarcaron el equipaje que ya tenían preparado y salieron del puerto.

Próxima parada, San Francisco.

3 comentarios:

  1. Perdón por el retraso a la hora de actualizar, pero es que no tengo tiempo material para hacerlo.

    ResponderEliminar
  2. Demasiado amable e sido, ayudando a amarrar el barco,eh?

    Ya veremos si la próxima vez me da la gana.

    ResponderEliminar
  3. Por que no me sirvieron cacahuetes en el avion??!! Por queeee!!???

    ResponderEliminar