PRÓXIMAS SESIONES


martes, 28 de abril de 2009

Huancucho, Perú

-¿Atravesaron la pared? ¿Estás seguro?

-Sí, Victor, yo les llevé hasta allí mismo. Uno de ellos, tu familiar, la tocó primero y la roca lo absorbió, y luego a los demás. Me pidió que no te lo contará, pero si no lo hago, reviento.

-Sancho, cálmate. Lo que dices no tiene sentido.

El bajito indígena pegó un sorbo a lo que estaba bebiendo. No tenía muy claro qué era, pero le daba igual, tenía alcohol y eso bastaba.

-Tenías que haber visto su cara cuando salieron otra vez de la roca...
-Así que luego salieron de la roca, ¿eh?-Victor puso los ojos en blanco.
-¡No me tomes por loco, lo que te digo es verdad! -Sancho estaba exasperado y hecho un manojo de nervios.
-¿Cuántas hojas de coca masticaste en tu ascenso por la montaña?
-¡Maldita sea, Victor! -Sancho golpeó la mesa con fuerza.

Victor, ante su reacción, quedó un momento pensativo mirándo a sus desesperados ojos.

-Muy bien, entonces dime, Sancho. ¿A dónde crees que fueron cuando atravesaron la roca? -preguntó de manera inquisitiva.
-No lo sé... quizás al interior de la roca, o al corazón de la montaña, quizás viajaron a otro mundo...
-Sí, claro, Sancho, ¡o a la Luna!
-¡Te estoy contando lo que vi!
-Ya basta, Sancho. -sentenció Victor, tajante.

Le quitó el vaso a su cuñado y subió a su despacho, donde se recostó en la silla y comenzó a fumar tranquilamente, mirando al techo. Lo cierto es que el relato de Sancho le había aturdido bastante. Finalmente, dejó de contemplar las figuras que el humo formaba en el cargado aire y salió del despacho.

Dirigió sus pasos hacia las habitaciones de invitados, suponiendo que David y sus acompañantes estarían ahí. Su mujer le dijo durante el desayuno que habían llegado por la noche, con bastante mal aspecto, así que Victor decidió no molestarles y dejarles dormir a pierna suelta. Ya hablarían al día siguiente.

Pero lo que contaba Sancho era demasiado extraño como para permitirles más tiempo de sueño. Se puso frente a la habitación de David y golpeó un par de veces. Nadie respondió. Intentó girar el pomo y, sorprendentemente, este cedió y la puerta se abrió.

La habitación estaba desierta y no había rastro de los enseres de su inquilino. Lo único que había a parte de los muebles eran las llaves de la habitación y una hoja de papel puestas sobre la cama.

Era una nota de despedida firmada por David.

lunes, 27 de abril de 2009

Parón técnico

Ahora tengo todo el lío de la universidad y de un trabajo puntual que he conseguido. Por lo tanto, lamento comunicar que no se celebrarán más sesiones de La llamada de Cthulhu hasta junio.

Aprovechad este mes para descansar del estrés postraumático producido por las terribles experiencias vividas y despejaros un poco. Ahora tendremos más o menos un mes para continuar nuestra partida de ESDLA o D&D

Durante este tiempo de descanso, os iré relatando de manera habitual los entreactos como he hecho hasta ahora. ¡Así que seguid este blog para estar al día y estar preparados para enfrentaros a locuras innombrables que no podréis ni imaginar!



¡Ia Ia! ¡Cthulhu Fhtagn!

domingo, 26 de abril de 2009

Análisis de la quinta sesión

Muy buena, a mi parecer. Cambié el estilo a algo más conversacional y menos basado en tiradas y parece que ha ido mucho mejor (más rápido, más entretenido), con lo cual, utilizaré este método siempre que pueda.

-Adrián: autoerigido cabecilla del grupo, lideras junto a Bob al grupo de investigadores. Bien hecho, has sabido reflejar el cambio de tu personaje. 200 percent more MANLY!

-Pisa: muy bien, aunque hayas terminado un poco tarumba. Quizás se ha notado menos tu presencia... pero es que Ian Hollis era mucho Hollis. De ti depende que Richard McFarland alcance un nivel legenadio similar. En todo caso, una muy buena actuación.

-Boto: he llevado tu personaje bastante bien. De hecho, ha sido el menos damnificado. Y he sabido utilizarlo (me doy besos por ello).

-José: bien, a pesar de terminar catatónico perdido. Tengo que hacer unas tiradas porque lo tuyo puede ser grave... ya te mantendré informado. Una actuación bastante buena.

-Lito: bien, bien, BIEEN. ESO es llevar un personaje. Has actuado con cautela y has sido bastante útil. Felicidades, my friend.

-Master: me pongo una medalla. Sólo hay una cosa que se me ha escapado... cuando habéis entrado en el portal...

...¿y Sancho?

En fin, supongamos que se ha quedado fuera acojonado. Yo también lo haría si un puñado de tíos atravesaran una roca como si fueran Harry Potter y sus amigos yendo a coger el tren que va a Hogwarts.

Nota global: un 9.

¿A vosotros qué hos ha parecido?

viernes, 24 de abril de 2009

sábado, 18 de abril de 2009

La quinta sesión será la semana que viene

Afortunadamente, nos han puesto las fechas de entrega de las distintas mierdas de la universidad en mayo, con lo cual no habrá problema en hacer una sesión la semana que viene.

Así que ya sabéis: Cthulhu, la siguiente semana. Lo pongo el viernes a la hora de siempre y que me diga alguien quién tiene su hogar disponible, ¿ok?

Vamos, que nos vamos.

PD: La partida de ESDLA kicked ass.

viernes, 17 de abril de 2009

Afueras de Arkham, Massachusetts

-Entonces, ¿creéis que la Hermandad quiere levantar a una "Bestia" y por eso fueron a Egipto? Suena a locura.
-Lo sé. Es una locura, pero una locura real.

Si Robert McFarland no hubiera visto todo lo que vio en su última expedición a Egipto, pensaría que Vincent estaba loco. Pero que unos monstruos voladores ataquen a tus braceros e intenten despedazarte es un buen revulsivo para poner en duda lo que es real y lo que no es real. Giró el volante y el coche en el que iban los dos tomó una calle que llevaba a una carretera, que a su vez desembocaba en las afueras de Arkham.

-Y dices que los bichos voladores esos que nos atacaron cerca de la tumba...
-Biakhees.
-Biakhees... eso.

Robert decidió prestar atención al tráfico para evitar posibles accidente y, de paso, no hablar del tema. Conocía a Vincent y a los demás desde hacía meses, pero aún no se había acostumbrado a la naturalidad con la que hablaban sobre este tipo de temas, propios de una historia de Poe. Bueno, todos menos el detective Robert Page, que procuraba no hablar del tema. Y David, al que casi no veía. Poco después, el Ford modelo T llegaba a su destino.

Una detonación. Otra. Otra. Otra más.

En un campo de tiro a las afueras de Arkham, David Coupland contemplaba los cuatro agujeros en el cartón de forma antropomorfa. Dejó su arma sobre una mesita que tenía al lado. Se dio la vuelta y vio cómo Vincent y Robert, el estudiante que conocieron en la fatídica visita a Egipto, se acercaban a él. Les saludó haciendo un gesto con la cabeza y puso de nuevo su atención en la pistola automática. Comenzó a desmontarla para limpiarla. Primero sacó el cargador vacío. Luego desmontó la corredera y contempló los restos de pólvora. Aún estaba caliente, pero se podía coger.

-Sabía que te encontraría aquí, David. ¿A cuantos cartones has matado ya?
-A unos cuantos. ¿Qué haces aquí, Vincent? -respondió con voz apagada.

Robert decidió pasar por alto los malos modales de David al ignorarle.

-Bob y Harvey han recibido una grabación de Irene Lemond.
-No me interesa.-dijo David impasible.

El joven artista, si es que aún podía llamársele así, había cambiado mucho en los últimos meses. Ahora sólo tenía un interés, una obsesión: Edward Chandler. Acabar con Edward Chandler. Y con el barón Hauptman. Y con quien se interpusiera en su camino. Lo haría acabando con todos los obstáculos. Lo haría saltándose todas las leyes necesarias. Pero lo haría o moriría en el intento.

Contínuamente fantaseaba con el asesinato del presidente de la New World Incorporated en público. En la mayoría de sus planes él mismo acababa muerto, abatido por los agentes de la ley, o condenado a muerte por lo que había hecho. No le importaba. Simplemente buscaba la ocasión idónea para asegurarse de que se llevaba a Chandler y a Hauptman al infierno con él.

-¿No te interesa? -repitió Vincent incrédulo.- No te interesa. ¿Y qué te interesa, David? ¿Seguir disparando tu frustración contra cartones de papel, esperando a que llegue un día adecuado para que Chandler y Hauptman se pongan a tiro y puedas matarlos a los dos antes de que sus seguidores te despedacen? ¿Eso te interesa? -el parapsicólogo estaba exasperado.

David no respondió. Robert decidió alejarse y contemplar el paisaje mientras lo que parecía que iba a ser una discusión acalorada de desarrollaba a expensas de él, afortunadamente.

-Déjame preguntarte una cosa, David. ¿Cuándo fue la última vez que dibujaste algo, un retrato, un paisaje, cualquier cosa? ¿Has intentado siquiera rehacer tu vida, por el amor de Dios? Es mucho mejor elaborar locos planes de asesinato, ¿no? ¿En cuántas de tus planes acabas muerto?

Le contestó un silencio irritante. David se dio la vuelta y puso de nuevo su atención en el arma.

-Mírate. Te estás convirtiendo en un matón. Ni siquiera eso, te estás convirtiendo en un animal. Has sacrificado todo lo que eras por algo mucho peor y oscuro. David, eras un artista. ¿Qué eres ahora? Eres un asesino en potencia. Te pasas todo el día aquí, en las tiendas de armas, en el gimnasio, metiéndote en peleas. Tú, buscando pelea, porque crees que puedes aprender algo de las palizas que recibes. Y si no, gastando tus ahorros en aprender artes marciales. Luchar, luchar, luchar. ¿Y ser humano no entra en tus planes?

David estaba terminando de desmontar la pistola. Se quitó el reloj de pulsera y lo puso en la mesa, dispuesto a cronometrar el tiempo que tardaba en montarla.

Su amigo le puso la mano en el hombro mientras gritaba "¡Mírame cuando te hablo!". Un instante después, Vincent había dado una vuelta en el aire y caído al suelo, golpeándose las lumbares. La caída alertó a Robert, que dejó su "paseo" para acudir en su ayuda.

-¿Qué demonios pasa aquí? -no hubo respuesta por parte de David que volvía a poner su atención en la pistola, ni de Vincent, a quien Robert ayudaba a ponerse en pie. Una vez comprobó que el erudito podía mantenerse en pie, se dirigió a David. -¿Cuál es tu problema, amigo? -intentó agarrarle con su enorme mano, pero David fue más rápido y cogió su muñeca a mitad de la trayectoria.

Ambos se quedaron congelados, mirándose a los ojos. Los de Robert estaban en llamas, cargados de ira destructora. Los de David eran dos perlas negras que habían perdido su brillo. Su mirada era atenta y astuta, pero la profunda indiferencia que expelía apenas dejaba entrever sutílmente la adrenalina que le hacía reaccionar tan rápido. La voz de Vincent alivió la tensión.

-Déjalo Robert. Déjale en paz... -dijo sin apenas aliento.

McFarland se liberó con desdén de la presa de su momentáneo oponente, sin dejar de mirar fijamente aquellos ojos que absorbían y amortiguaban toda su ira hasta que finalmente, con un desinterés insultante, David le dio la espalda y puso una vez más su atención en la automática del calibre 45 que yacía desperdigada sobre la mesa.

Vincent se conformó con hablarle al cogote de David.

-Mira, David... tú no pudiste hacer nada. Nada. Ninguno de nosotros pudo. No fue tu culpa, debes asumirlo de una vez. ¿Crees que a Ian le gustaría ver quién eres ahora? Lo que estás haciendo no es la solución. Ni siquiera se aproxima a la solución. Lo que estás haciendo es destrozar tu vida y condenarte a ti mismo.

Aunque quería hacerles creer que les ignoraba, David escuchaba atentamente.

-Pero hay otra solución. Es posible que la grabación que nos ha mandado la señora Lemond nos ayude a encontrar otra pista que nos lleve a la Hermandad. Puedes hacerlo de esta manera, o puedes seguir haciendo lo que haces si estás tan convencido de que eso te va a llevar a alguna parte. Si colaboras, hay una posibilidad de que todos, todos nosotros juntos, acabemos con Chandler, con Hauptman y con la Hermandad. Si decides dejar de ser un lobo solitario y acudir a tus amigos para resolver esto, estaremos en mi residencia. Pero no tardes mucho en decidirte, Harvey y Bob ya van hacia allá. Adios, David.

Vincent y Robert abandonaron el campo de tiro, se subieron en el coche y tomaron la dirección por la que habían venido, de vuelta a casa.

David terminó de montar la pistola. Tiempo record, otra vez. La contempló unos segundos y comenzó a desmontarla. Al agarrar la corredera comenzaron a temblarle las manos y tuvo que dejar el arma sobre la mesa. Miró sus manos un momento mientras las lágrimas se agolpaban en sus ojos.

Desesperado, se cubrió la cara y empezó a llorar con fuerza, desconsoladamente, intentando en vano expulsar toda la tristeza y la amargura que guardaba en su corazón.

martes, 14 de abril de 2009

Quinta sesión: deliberaciones

ACTUALIZADO: 16/04/09
Definitivamente, no habrá partida de Cthulhu el viernes, así que será a ESDLA a lo que juguemos.



Pues eso. A ver cuándo os viene mejor esta semana y la que viene. Dadme también días en los que podríais jugar la semana que viene porque tengo la agenda un poco apretada esta semana y puede ser dificil jugar.

De entrada, yo esta semana tengo disponible el viernes y, con mucha suerte, el domingo. La semana que viene no creo que haya problemas.


ESTAD ATENTOS TAMBIÉN AL BLOG DE ESDLA

lunes, 13 de abril de 2009

Agencia Lawrence & Page, Arkham

Harvey Lawrence estaba mirando unas cuantas fotografías sobre su escritorio entre el humo del tabaco. Miraba sin ver. Otro sencillo caso de adulterio. "A mi cliente le va a encantar...", pensaba, mientras componía en su cabeza la imagen del marido engañado estallando en un pandemonium de rabia, o de llanto, o de incredulidad. Sobre el escritorio también había un paquete postal.

La puerta del despacho se abrió y entró la otra mitad de la agencia, el detective Robert Page. O su sombra; la mayor parte de él se quedó en Egipto. Hace ya unos cuantos meses que Bob volvió de su fatídico viaje con las manos vacías y un amigo común muerto. Entonces comenzó a comprar Bourbon a traficantes locales y a beber. Beber y llorar, eso hacía, para amargura de su socio, que intentaba controlarle.

Y parece que lo consiguió. Harvey había logrado transformar una conducta rayana en el alcoholismo a lo que ahora simplemente era un vicio feo y prohibido.

-Hola.
-Hola. Ha llegado un paquete para ti.
-¿De quién?
-Irene Lemond.

-Tíralo a la basura. -se dirigió a su escritorio y se sentó después de dejar su abrigo y su sombrero en un polvoriento perchero. Harvey se levantó, cogió el paquete y lo puso en el escritorio de su compañero.

-Parece pesado, ¿no quieres abrirlo?
-No.
-Puede ser una grabación de los sueños de Paul.
-Es lo que temo.

Bob buscó algunos papeles administrativos en el cajón de su despacho y simuló estar atareado. Harvey, que le contemplaba con desaprobación, alargó la mano y empezó a desenvolver el paquete. Bob dejó de atender sus "deberes" y fulminó a Harvey con una mirada, que éste ignoró completamente.

-Acerté.-dijo Harvey con cinismo, mientras sacaba del paquete un cilindro de vinilo.
-Tíralo a la basura.

Harvey hizo oídos sordos a la petición y se dirigió al fonógrafo para escucharlos. Cuando puso el cilindro en el soporte, Bob golpeó con los puños la mesa.

-¡NO SE TE OCURRA!-gritó iracundo.


Se miraron a los ojos durante unos segundos. La rabia y el miedo; la templanza y la curiosidad, chocaron a la mitad del camino. Harvey volvió a meter el cilindro en su envoltorio y salió sin decir palabra de la oficina, con el paquete bajo el brazo.

Bob sacó una botella de Bourbon y un vaso de chupito cuadrangular de un compartimento "secreto" de su escritorio.

Se quedó un rato ensimismado contemplando el prisma, mientras innumerables pensamientos, instintos, ideas, tentaciones, le asaltaban. Lentamente, se separó de la mesa empujando su silla y entonces miró la puerta. Otra mirada furtiva al Bourbon...

El detective Robert Page salió ese día de su agencia sin tener la certeza de si volvería a ser el mismo cuando volviera. O si volvería.



viernes, 10 de abril de 2009

Sesión del sábado cancelada

Confirmación oficial: es un módulo demasiado complicado como para prepararlo en un día, más si tengo que hacer trabajos de la universidad. Así que lo pasamos a la semana que viene. para tener más holgura a la hora de escribir lo que ocurre entre capítulos; lo que redundará en unos escritos de mayor calidad.

Madre mía, qué bien escribo y cómo me quiero.

Por otra parte, estar atentos a la partida de El Señor de los Anillos y al posible anuncio del comienzo de la campaña. ¡Que hable el master de ESDLA, que el Guardián de los Arcanos tiene deberes de la uni!

Felices fiestas



Un año de investigaciones.

jueves, 9 de abril de 2009

Diario de Bob Page (IV)

09/08/1928

Hace unos días que acabó nuestra desgraciada estancia en Egipto. Hace unos días que Ian murió. Delante de nosotros. David no es el mismo. Ninguno de nosotros es el mismo de antes, pero David se ha transformado totalmente. No habla nunca, no se relaciona, está aislado y solitario todo el tiempo que le permitimos. Ha dejado de dibujar.

Ian ha muerto. Aún no lo puedo creer... en mi duermevela a veces le veo entrar por la puerta del compartimento de tren o de la habitación. Con su cara cansada pero satisfecha por haber averiguado algo, algo sin lo cual no podríamos avanzar. Avanzar. No podemos avanzar.

Ian está muerto y nosotros estamos en un callejón sin salida. No sabemos qué hacer, no hemos encontrado pistas que nos digan qué pasos debemos dar. Normalmente, Ian hubiera conseguido algún indicio. Pero Ian está muerto y no va a volver. No va a volver para ayudarnos.

Estoy muy borracho, pero es la única manera que tengo de soportar tanto dolor. Hasta ahora habíamos combatido horrores inimaginables. Pero lo habíamos hecho con Ian. Mientras escribo esto contemplo sus gafas. Las recogí yo mismo de su cadáver. Yo le cerré los ojos. Yo le cerré los ojos mientras David se desplomaba y lloraba pidiendo, en vano, que Ian dijera algo.

No puedo más. Esto es demasiado para mi. Dejo la investigación. Vuelvo a Arkham a intentar hacer una vida normal a pesar de lo que sé. Todos volvemos. Simplemente, no podemos seguir. No queremos seguir. No obstante, le he dado todo el material que hemos recopilado a Vincent. Es el único que tiene alguna posibilidad de averiguar algo. Pero no creo que lo haga. No creo que tenga fuerzas para seguir en esto.

A la mierda la Hermandad. A la mierda los pergaminos con hechizos. A la mierda Chandler y a la mierda Hauptman. A la mierda todo. Viviré pretendiendo que no sé nada de toda la blasfemia y la oscuridad que hemos destapado. Volveré a ser un detective privado, volveré a ser más pobre que las ratas y a trabajar con Harvey.

No puedo escribir más.

Análisis de la cuarta sesión

Amigos. Mea culpa.

Esa vez, vuestro juego ha sido prácticamente inmejorable. Es la mejor partida que habéis jugado de momento. Los dados os han acompañado en los momentos críticos y habéis reaccionado bien a todo. Aunque he de decir que este capítulo era más lineal de lo habitual.

No se puede decir lo mismo por mi parte. Creo que he dirigido el módulo de puñetera pena en comparación con lo que creo que ha sido mi mejor intervención, el capítulo 3. No sé que me pasaba. Procuraré hacerlo mejor la próxima. Prometido.

Pisa: no te eches la culpa de tu desgracia. Es cierto que Ian Hollis ha muerto. ¡Pero ha muerto por plantarle cara al enemigo, con valor y agallas! Aunque hayas muerto (y te juro que me ha dado pena martate), he de reconocer que huevos no te han faltado y eso es algo que se necesita en el Cthulhu. Simplemente, a veces pierdes la vida y al fin y al cabo, estábais tratando con bandidos. ¡Tres hurras por el fabuloso Ian Hollis, que en paz descanse!

Adrián: Bien jugado, simplemente. Quizás ha habido algo de inacción, pero bien hecho.

Lito:... ¿guardar un cacho de bicho? ¿cortar la cabeza en plan reminiscencia? Lito, Lito, Lito... si tu personaje no te gusta te hago otro, pero intervenciones tan pésimas como las de hoy pueden costar la vida a tu personaje... o a algún compañero.

José: bien jugado, en general. Aunque te notaba atemorizado por la muerte de nuestro amigo... perfecto (MUAHAHAHAHAAAAA).

Boto: bien jugado. Muy prudente con los bandidos, aunque había algo de inacción al final.

Mi nota global: un 9.

martes, 7 de abril de 2009

lunes, 6 de abril de 2009

Cuarta sesión: deliberaciones

Esta semana podemos hacer dos sesiones. A priori, los siguientes días:

-Miércoles, 8 de abril.
-Sábado, 11 de abril.

¿Os viene bien a todos?

PD: Es MUY IMPORTANTE que os leáis las entradas donde continúa la trama para saber de qué va la historia y saber qué tenéis que hacer. Os dejo aquí los enlaces en el orden correcto.

-Diario de Bob Page (I)
-Anotaciones de Ian Hollis (II)
-París 1928 (III)

Paris, 1928 (III)

-Al final, resultaba que era la propia mujer la que había matado a su marido, lo del tipo que quería matarlo por una cuestión de trabajo era una farsa.

Bob apagó el cigarrillo en uno de los grises ceniceros del café y el humo se extinguió con timidez, pasando a formar parte de su cargada atmósfera.

-Vaya, no te puedes fiar de una mujer bonita, ¿eh?- añadió David mientras trazaba delicadamente un dibujo sobre una servilleta. Bob, Nikolai, Vincent y él eran las únicas personas que había en el café, a parte de algún que otro parisino ocioso alejado de ellos.

-En Rumanía, a las mujeres que...
-¿Qué creéis que pone en el pergamino de la cajita?- preguntó Vincent ansioso. El parapsicólogo era el más obsesionado de todos con la investigación. De hecho, estaba en el café a regañadientes, pues hubiera preferido acompañar a Hollis en su entrevista con el profesor de la Universidad de Londres. Pero Bob insistió en que viniera al café para relajarse un poco y apartarse del trabajo.

-Vincent...- Bob empezaba a estar molesto por su comportamient obcecado.
-No creo que Ian tarde mucho más en llegar. ¿Cuántas horas llevan juntos?- medió David.

En ese preciso instante, como llamado por el ansia de Vincent, Ian Hollis entró en el café. Tenía el semblante pálido, pero una sonrisa de satisfacción en la cara. Atravesó rápidamente los escasos metros que lo separaban de la mesa donde estaban sus amigos y se sentó en una silla libre. A esa corta distancia, era imposible no apreciar las profundas ojeras en su rostro. Nadie dijo hola ni hizo ningún aspaviento, simplemente, le siguieron con los ojos hasta que tomó su silla y comenzó a hablar.

-¿Os gusta hacer turismo? Porque nos vamos a Egipto.- soltó de repente. Su buen humor era excepcional a pesar de su aspecto. Se notaba a la legua que iba a disfrutar compartiendo su descubrimiento.

-¿Perdón?- inquirió David.
-Que nos vamos a Egipto, a montar en camello y a visitar la tumba de Noriferus.

Silencio sepulcral. Miradas incrédulas. El lápiz deja de rayar la servilleta y otro cigarrillo sale de la cajetilla a los labios del detective.

-¿Ese amigo tuyo y tú habéis descubierto la tumba del sacerdote ese que anunció la profecía?
-No, Bob, sólo hemos traducido su nombre. Veréis, lo mejor de todo es que lo teníamos delante, pero como no sabíamos egipcio, no lo podíamos averiguar.- el profesor se acomodó en el asiento y prosiguió su explicación.- Hauptman utilizó dos idiomas, latín y egipcio antiguo, para escribir el nombre del sacerdote. Noriferus, el nombre latino era el que nosotros podíamos leer. Y tal nombre no nos sonaba en absoluto.

Ian volvió a interrumpirse un momento para pedir, en francés, un café con leche. Los otros tres investigadores inclinaban lentamente sus cabezas hacia Hollis, absorbidos por su explicación.

-En realidad Noriferus es como se conocía en latín a... Nophru Ka. O Nefrén Ka.
-Ese nombre me suena.- dijo Bob.
-A mí también.- añadió David.
-Por supuesto. Ni siquiera hubiera hecho falta que asistieras a clases de Historia de Egipto en la universidad, basta con leer los periódicos de Arkham...

A los dos segundos, David se puso en pie de repente y apoyó las manos sobre la mesa.

-¡Eso es! ¡Nophru Ka, pues claro! La Universidad de Miskatonic está financiando una expedición para encontrar la tumba de Nophru Ka. El doctor Galloway está al frente.
-Sí, es cierto, lo vi hace muchos meses en el Arkham Advertiser. ¿Pero por qué tenemos que ir allí, es la localización de su tumba lo mejor que tenemos? Además, ¿no la están buscando Galloway y su gente? Seguro que eso es un problema para la Hermandad, deberíamos atacar por otro flanco.-opinó Bob.
-Ese es el problema. Galloway está mirando en el lugar equivocado.

Ian abrió la carpeta que llevaba consigo y sacó un papel donde había copiado el mapa que encontraron dentro del libro "La Hermandad de la Bestia". De nuevo silencio.

-No me digas que... -comenzó a decir Vincent.
-Sí. He estudiado el mapa con Lester y parece que coincide con un área desértica concreta. Debemos ir allí e intentar averiguar más sobre la profecía para detenerla.
-¿Detenerla?

El semblante de Ian se tornó oscuro y, léntamente, sacó de la carpeta un papel que le entregó a Vincent.

-Es la traducción del pergamino que estaba dentro de la cajita-rompecabezas.

Vincent lo leyó para sí una vez, ansioso. El color de su cara se aclaró alarmantemente. Después, volvió a leerlo, esta vez en voz alta.

-"...y se soñó de nuevo con el sacerdote Nophru Ka, y con las palabras que pronunció en su muerte; cómo el hijo se alzaría para reclamar el título de su padre, y vengaría la muerte de éste, y llamaría a la Bestia a la que se adora, y en las arenas beberían la sangre de la semilla del Faraón; y esto es lo que profetizó Nophru Ka."

-Déjame adivinar, el hijo es Edward "Perfecto" Chandler. -el tono de amargo sarcasmo de Bob hizo gracia a Ian.
-Tiene toda la pinta, ¿no te parece?
-Nunca me dio buena espina Hauptman, pero querer hacer algo así... -dijo Nikolai, rompiendo su silencio.
-¿Hacer el qué? Aún no sabemos nada, esa profecía está llena de impreciosiones y dobles sentidos, no dice nada.-dijo David, frustrado.
-¿No? ¿eso crees? Habla de "llamar" a una Bestia. "La Hermandad de la Bestia" quiere "llamar a una bestia". Parece coherente.-contestó Ian.- Y aunque no sepamos qué es la Bestia y en qué consiste "llamarla", Nikolai tiene razón. No parece que quieran "llamarla" para que les traiga el periódico.

Rápidamente, Bob se quedó paralizado y con los ojos abiertos. Apagó, de nuevo, el cigarro que tenía en las manos.

-David.
-¿Qué?
-El texto en chino. ¿Dónde está?

David sacó el legajo de su portafolios particular.

-Leelo de nuevo. ¡Rápido!

El joven se aclaró la garganta y procedió.

-"...y el Gran Salón está protegido por sus sirvientes y uno debe llevar consigo el símbolo de los Antiguos. Un hombre sensato no debería mirar hacia arriba, donde están los sirvientes, o enloquecerá. Tampoco deberá llevarse conocimientos consigo cuando se vaya, so pena de que el guardián despierte para recuperar ese conocimiento y llevárselo a él de paso.

>Los escrito sobre la Bestia se hallan en la segunda galería de la derecha. Esas galerías no están protegidas por los sirvientes, pero el viajero prudente hará bien en evitar a otros con los que se pueda encontrar."

-¡El sitio que se describe contiene información sobre la Bestia! ¡Parece una biblioteca! ¡Tenemos que encontrarla!- dijo Bob casi gritando.
-No sabemos donde está. ¿Y qué es eso de los guardianes? Espera. David, ¿recuerdas de dónde está traducido ese fragmento?-inquirió rápidamente Ian.
-Sí, lo he apuntado. De algo llamado el "Texto de R'lyeh"...
-¡A saber qué demonios es eso! ¿Acaso es siquiera un libro?
-No lo sabemos, Bob. Hay muchas cosas que no sabemos, pero otras que sí. Y sabremos más si vamos a Egipto.-dijo el profesor.

Todos se tranquilizaron un momento. Los que se habían levantado se sentaron. Bob encendió otro cigarro.

-En Egipto hace mucho calor... será mejor que me deshaga de parte de mis abrigos-dijo Nikolai con una sonrisa. Apuró su café de un sorbo.

Entonces, una voz sonó desde la puerta.

-¿Acabo de encontraros y ya queréis iros a la otra punta del mundo?
-¡Chapman! ¿Qué haces aquí?-preguntó Bob sorprendido.

El lord inglés se acercó con aires elegantes desde el quicio de la puerta, siendo receptor de sonrisas incrédulas.

-Ian me mandó un telegrama cuando estábais en el tren de camino a París. ¿Creíais que os íbais a librar de mí? ¿Qué significa eso de ir a Egipto? ¿Acaso llega mi billetera en el mejor momento para vosotros, otra vez?
-Es una larga historia...-contestó Bob.
-Te la explicaremos por el camino. Vamos a tener mucho tiempo.-sentenció Ian.

Todos abandonaron el café arropados por las luces del crepúsculo, dejando allí sólo una servilleta con una dibujo abocetado del interior del local y una pequeña propina.